Ahora parece impensable. Es más, hubiera sido imposible obtener el permiso para una discoteca en uno de los recintos de las ruinas de una iglesia que conserva los únicos vestigios navarros -junto a la de San Cernín de Pamplona- del protogótico del siglo XII. Pero en 1977 la sociedad no era muy proclive a salvaguardar su patrimonio y durante dos años funcionó esta sala de fiestas. Su punto final no llegó porque alguien se echara las manos a la cabeza y se empecinara en proteger la iglesia más antigua de Viana. Simplemente, sus propietarios encontraron otro lugar mejor y echaron el cierre.